El 16 de abril, lo de menos era el fútbol. Era irrespetuoso hablar de ello, sumergido como andaba el país en plena batalla contra el coronavirus. Aquel día, Sanidad notificaba 551 fallecidos, a la espera de los datos de Cataluña. Pero la vida tenía que seguir, como así lo ha hecho. Así que, a la hora de comer, la Federación Española (RFEF) anunció que, en caso de que LaLiga no pudiera reanudarse, el Atlético se quedaba fuera de la Champions. La última clasificación válida era la de aquel 8 de marzo.
Y en ella, los rojiblancos figuraban sextos, tras el Barcelona, el Real Madrid, el Sevilla, la Real Sociedad y el Getafe. Viendo la evolución del virus, nadie podía asegurar al cien por cien que la competición pudiera comenzar de nuevo. Ni, que de reemprenderse, pudiera llegar a completarse. Incluso que, de completarse, como así va a ser finalmente, los de Simeone fueran capaces de levantar el vuelo y cumplir con esa obligación, convertida ya en sana costumbre, que es acudir religiosamente a la Liga de Campeones.
En la cúpula del club rojiblanco, con las oficinas del Metropolitano cerradas por la pandemia, la decisión de la RFEF apenas inquietó. Pese a la incertidumbre general, existía ya un plan con el que reanudar la competición y buscar esa plaza de Champions indispensable para la buena salud económica de la entidad. Esta temporada, los más de 40 millones fijos (sin contar el market pool) son aún más necesarios que de costumbre, por las apreturas del impacto del coronavirus. Tres meses después, y con dos partidos de adelanto, Diego Costa selló con su hombro ese billete a la máxima competición europea por octava temporada consecutiva. Una rutina que ha supuesto más de 400 millones para las arcas atléticas desde 2013. Y apenas un día después de que el bombo de la Champions les enseñara un atractivo camino hacia la final. Leipzig, un lado del cuadro benévolo y un mes entero para afinar la maquinaria. Tal vez algo menos, porque Simeone no bajará los brazos hasta el próximo domingo o hasta que el Atlético haya agarrado el tercer peldaño de LaLiga. Una simple cuestión de orgullo.
En estos nueve partidos tras el reinicio, el Atlético ha cambiado algunos de los argumentos que mostró hasta esa jornada 27 en la que el fútbol se detuvo. De ahí el acelerón hacia una meta que asomaba áspera allá por marzo. Sólo el Real Madrid ha conseguido más puntos.