La que es ahora mismo la máquina más perfecta de jugar a fútbol que hay en Europa se quedó este martes a medias. Sí, ganó el Manchester City, pero era algo que se daba casi por descontado frente al peor Dortmund de los últimos tiempos. Lo sorprendente fue que al equipo de Guardiola le faltó la pegada habitual para dejar encarrilada la eliminatoria. Tendrá que ir a Alemania con una ventaja mínima, lograda en el último instante, y con la amenaza de la maldición de haber sido incapaz hasta ahora de llegar a las semifinales con el español en el banquillo.
De entrada, pareció que iba a ser más tranquila la noche para un City que, como de costumbre, comenzó gobernando el partido a su antojo, moviendo el balón con paciencia y esperando al error ajeno para castigarlo. Es esa faceta, pocos equipos en el mundo como el líder de la Premier. Y el error, muy grosero, llegó de la mano de Emre Can. De Bruyne recuperó la pelota, abrió para Foden, este se la mandó a Mahrez y el argelino se la devolvió al belga para que finalizara lo que él mismo había comenzado.