El Valencia no tiene más remedio que sentar ante la prensa a Javi Gracia 24 horas antes de cada partido. Si pudiera evitar, lo haría, porque en cada pregunta, el navarro, desde la sinceridad, desnuda la organización de un club que a 72 horas del cierre del mercado sigue incapaz de encontrar los refuerzos que ya se ha cansado de pedir el entrenador. Gracia formará ante el Betis con lo que tiene, con la única incorporación de Carlos Soler. Nada más, pero suficiente como se vio ante la Real Sociedad en Anoeta si el compromiso es máximo.
Será el equipo el que venga a sostener, o no, con sus resultados una estructura en la que queda patente que el técnico nada tiene que decir sobre la incorporación de jugadores. «No hay comunicación al respecto de toma decisiones sobre los jugadores», advierte. Ni para eso ni para casi nada. Con Peter Lim reconoció que nunca ha hablado y con Anil Murthy su relación es protocolaria. Gracia vive de espaldas a los movimientos de última hora del club. De hecho, ni siquiera sabe si perderá efectivos como el canterano Centelles, con el que se negocia su salida al Almería sin que dé su opinión el técnico, que hace una semana lo quería en la plantilla si no llegaba ningún fichaje.
De momento, no pierde la esperanza de que, como los malos estudiantes, hagan lo deberes de prisa y corriendo. «Mientras hay vida hay esperanza. Confío en que hayamos estudiado y podamos sacar buena nota. Hay tiempo para traer jugadores. Digo hasta donde llego, porque con el presidente en materia de fichajes tampoco hablamos nada», se sinceró Gracia. «Para tratar de rentabilizar al máximo los recursos es bueno que haya una sintonía común. Y si tenemos pocos hay que hilar más fino para que a esos recursos le saques más rendimiento. Si hay buena comunicación y todos van en la misma línea será mejor», reflexionó. Ya sabe que no es su caso.